martes, 31 de mayo de 2016



PENSAMIENTOS EN UNA BUHARDILLA

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Con la lluvia raspando los cristales y mientras me estaba fumando un Gitanes, me preguntaba si Henriette me atraía más como modelo que como amante.

Una buhardilla, la noche en el empedrado de las calles, una botella de vino, tomarla por el talle, algo de lluvia y comenzar de nuevo el baile. La dureza de sus ojos junto al lienzo, contrastaba con la bondad de su mirada en mi pensamiento.

El tiempo se va muy rápido ahora, dicen algunos, cuando tuvieron tanto entonces y lo vivieron tan mal y tan despacio.

Como pintor me gusta pintar y repintar hasta beberme los colores, sobre todo cuando invento alguno nuevo. Tengo una amiga que dice que, cuando se pone a pintar, se le olvidan sus amores e incluso que detrás de la tarde viene la noche.

- ¿Era tan bonita como decían - le pregunté. 
- Como una Venus de Milo.

Pero ella tenía sus brazos y además por detrás, con sus ojos, lo más bonito. Claro que lo que más le gustaba era pasear de madrugada, a las horas en que las pasiones descansan y se abrazan las almas.






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