martes, 5 de abril de 2016


UNA TARDE CANTANDO

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A su chica no le importaban los espectáculos, ni la ropa, ni los lugares caros y elegantes, ni siquiera las carreras de coches y el ambiente que en ellas había, tampoco las estrellas de la pantalla con sus encantos y sus sonrisas le entusiasmaban lo más mínimo porque a su chica ¡quién lo diría! lo único que le importaba era él.

Aunque a veces se preguntaba que qué era lo que andaba mal en su chica, porque eso de que fuera él lo único que le importara... Aunque todo esto lo pensaba él sin calibrar lo que disfrutaba ella cuando, al atardecer y junto a la ventana de su habitación, cantaban juntos haciéndole, alguna que otra vez su chico, la segunda y hasta la tercera voz.





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