lunes, 9 de noviembre de 2015



CONCRETANDO QUE ES GERUNDIO

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Con lo buenas y sanas que son las hamburguesas del Patodonald, yo no sé cómo hay gente que todavía prefiere... por ejemplo, los pinchitos morunos esos que, encima, llevan especias y todo. La verdad, es que no sé cómo tienen estómago - me dijo una vez un enemigo pues, desde luego, amigo seguro que no era.

Viene esto a cuento por lo siguiente: Yo tengo otro amigo, pero éste amigo, amigo que, nada más despertarse, echa la vista hacia adelante para ver cómo se presenta el día. Entonces pone un mohín de desagrado si no le gusta, o sonríe abiertamente si es de su agrado, como esa mañana felizmente ocurría.

Bien, pues resulta que ese amigo dudaba entre ponerle laurel o no a una caldereta de rape que iba a preparar, al atardecer, para darle de cenar a unos amigos. Entonces me llamó por teléfono y me lo preguntó. Naturalmente le dije que sí y que además tampoco le venía mal un poco de romero.

El romero por su agradable aroma y el laurel, aparte de su sabor, porque ayudaba a mantener las mentes, sabias, ingeniosas y un pelín dicharacheras.

- No en balde - le dije - ya en la antigüedad coronaban, con esta especia, la frente de aquellas cabezas preclaras, tan henchidas de sabiduría.

Bueno, pues también tengo otro amigo, por cierto que me lo he encontrado esta mañana frente al espejo de mi cuarto de baño, que se lía a escribir sin ton ni son y cuando te quieres dar cuenta no ha contado nada de nada. Vamos, ni una pequeña historia que empiece y termine, naturalmente, bien.

El pobre a veces se preocupa porque hay algunas personas de la Red que le tiran hortalizas - virtuales, eso sí - de todo tipo porque las perdices ¡a ver si te enteras! son para después comérselas, y no para verlas volar por ahí.

Esto... un momento, que se me ha ido el santo al cielo ¿de qué estaba hablando? joder... vamos, ni acordarme ¿A ver si me va a pasar como el amigo ése que me he encontrado esta mañana frente al espejo? ¡Jesús... Jesús!

Bueno, os dejo, que me pongo los cascos para escuchar algo que tengo por ahí en uno de mis cojones. Nada, que la puñetera tecla ésta de la a, unas veces funciona y otras no. 

Tecnología punta... ¡Y una mierda!


  

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