martes, 22 de marzo de 2016


LA BELLEZA DE LA MUJER DORMIDA

.
Tengo un amigo del otro lado del espejo que cuando al atardecer en el porche, siente un poco de frío, se arropa echándose algo de música por encima. Entonces, se queda mirando a las estrellas que empiezan a brillar ahí arriba y se le ocurren cosas que no sé de donde las saca pero sí a quien las destina.

Una tarde, charlando tan apaciblemente, me decía que no había nada más bello que una mujer dormida que sueña y ¡ay! si encima suspira.

Entonces - seguía contándome - me da una rabia infinita porque quisiera colarme entre sus sueños para adivinarlos pero sin que me viera dentro. 

Y es que un rostro que se muestra tan divino, sólo puede ser consecuencia de soñar en algo más que bonito.


Siempre que escucho esta música me da una gran alegría y buena paz interior, por eso se la pedí a mi amigo, para usarla yo también como cobertor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario