EL PROPÓSITO DE OLVIDARLA
Cuando esa misma tarde, con aquel sosiego leía al lado de la ventana, no hubo momento más sublime de perderle el hilo a la lectura que cuando noté que me mirabas de aquel modo. Y eso que hace ya tiempo que te fuiste porque... ¿te imaginas si de verdad me hubieses estado mirando?
Y es que de nadie podremos enamorarnos más que de esa persona con la que una vez hicimos, aunque fuera por unos segundos, el firme propósito de olvidarla.
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