miércoles, 18 de septiembre de 2019

UNAS MÚSICAS DESPUÉS DE CADA COMIDA

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Cada vez me gustan más las cosas de Schubert.

Una vez alguien me contaba que cuando se alcanzan ciertas edades y para determinados momentos, uno se vuelve muy tierno o demasiado cascarrabias.

- Pues cuando llegues ahí - me dijo - procura navegar entre esos dos mares, que no te tomen por tonto, pero tampoco hagas méritos para quedarte demasiado solo.


Me gusta especialmente esta versión de la Serenata. El continuo acompañamiento de los chelos con su pizzicato final, tiene su pequeña tertulia ¿que no...?


Dicen por ahí que el dinero no lo es todo pero... ¿y casi? Pues si yo fuera un jeque de esos, un día me alquilaría esta orquesta, me sentaría en un taburetito en medio de ellos y cerraría los ojos. A ver si alguien me vuelve a decir lo del dinero, hombre.

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