lunes, 12 de octubre de 2015



ESE BÚHO TAN TIERNO QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO

Había llegado a la ciudad por la noche. Al día siguiente, se levantó muy temprano y, siguiendo las recomendaciones de una amiga, ocupó la mañana en visitar una ermita del siglo XIII, unos frescos de una pequeña colegiata que había por el centro y, finalmente, un recoleto museo de cerámica. 

Al atardecer, se sentó en la terraza de un agradable Café y, cruzado de piernas, se dispuso a ver pasar a la gente. Fue a partir de entonces cuando empezó a pasarlo la mar de bien.


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PASEANDO POR LA PLAYA DE LA MANO DE NADIE

En el mar de tu lengua salada de besos y espuma, acerco mis labios temblando como riela en la mar oscura, la amarilla y desdibujada luna.

En el mar de tus pechos abiertos ante tanto amor y ternura, descanso dormida mi frente para soñar contigo siempre.

En el mar de tu vientre plano por tan atrasadas caricias, se revuelve inquieto a la sombra de tu monte que late, por no ser aún demasiado tarde.

Y es que el amor es una mano abierta, a veces un guante cerrado de mentiras, traiciones y promesas pero también, en tu cuello, el beso desbocado del más vibrante deseo. 


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PREGUNTA

¿Por qué los periódicos que, con tan exquisita moral, denuncian la trata de blancas, tienen luego una didáctica página donde enseñan idiomas como el griego y el francés?


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