jueves, 29 de octubre de 2015



LEYENDAS DE PASIÓN Y SU BANDA SONORA


Cuando el Coronel Ludlow, decepcionado por el comportamiento del ejército americano con la reserva india, se fue a vivir a un rancho solitario de las Montañas Rocosas, no imaginaba que su altiva y señorial mujer le diría que jamás la iban a enterrar allí, ni a ella ni a su charme y glamour, ni a su pintalabios. 

Así que una mañana, se despidió de sus hijos bajo la interesante pose pensativa de su marido y, tomando el portante, se marchó a la Costa Este, a beberse dos daiquiris con una guinda roja y otra verde.

Transcurrido el tiempo, sus tres hijos crecieron y un día, el menor de ellos, se presentó en casa con una inesperada novia. La muchacha, que era de natural agraciada, cimbreaba tanto sus pestañas al mirar que sus ojos parecían dar largas en una autopista de noche, niebla y soledad.

Pero héteme aquí que, cuando en esas estaban, estalla la PGM y el menor de los hermanos muere en combate, quedando el camino casi expedito para  que se quisieran ella y el mediano de los hermanos, habiendo estado tanto tiempo ese amor dormido y atado de pies y manos.

Bueno, pues siguieron pasando los días y Tristan decide recorrer el mundo para olvidarse de aquel amor que, arrepentido, creía que aún le pertenecía a su hermano. Entonces la muchacha al ver que su amor se marchaba de su lado, despechada - ¡Ay el despecho, cuánto paso en falso se dio en su nombre amparado! - se casa con el que menos le gustaba. Aunque más tarde, al ver que cuando el mediano regresa y se casa con la muchachita india del rancho, ya crecidita, no lo puede resistir y se descerraja en la cabeza un tiro... con lo que eso duele.



Me quedo con una palabra: Encanto, el primer encanto de un rostro, porque... ¿tienen todas las mujeres encanto? Indudablemente que sí. El problema surge cuando lo tienen para unas personas sí y para otras no, precisamente quizás para quien le gustaría que lo tuviese. 

También es de resaltar esa difícil situación del hombre cuando, de tres de ellos, ella nota que sí, que los tres estarían dispuestos a bajarle, si hiciera falta, la luna. Pues si es así, muchacho... ¡Huye, pírate, desaparece! porque seguro que le hará más caso escénico al que menos le guste y tú... bobalicón, jamás te vas a enterar. Mira que te lo he advertido, eh.

Para terminar me gustaría decir que, a veces, ocurre que la BSO de una película vale tanto como casi la peli entera. Desde luego, esta es una bellísima banda sonora ¿Que no estás de acuerdo? Bueno, tampoco a mí me gustó nunca tu cuñada y no te lo digo de esa forma tan descarada.


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