martes, 20 de octubre de 2015



SE EMBORRACHÓ DE COLORES


Parece ser que mi papá se dio cuenta de que le anduve enredando en su caja de pinturas. Y yo me pregunto ¿cómo se habrá enterado? porque mira que lo hice con cuidado. Algún chivato, seguramente. hoy no te puedes fiar de nadie. 

Por cierto, yo creo que me emborraché y extasié de colores poco a poco, sin darme cuenta. Un poquito de rojo, una pizca de amarillo, un restregón de naranja, unos churretes de azul cielo... me miré en el espejo y me puse, vamos, que no llegaba con los pies al suelo.

Pero me vuelvo a preguntar... ¿Se puede uno emborrachar de colores como se emborrachan los mayores bebiéndose toda esa clase de licores? Por lo visto sí, me lo ha dicho mi abuelo, que las personas sensibles pueden emborracharse de de música, de baladas y canciones, o de poesías, incluso de una frase que una vez leyeron en un libro y hasta, pero eso no lo entendí, de ver a una nieta dormida, de un encuentro, de unos ojos y de una despedida.

En eso estaba cuando llegó mi padre y me dijo...

- Y ahora en vez de un castigo o una reprimenda, durante un buen rato te vas a estar quieta.

Y entonces cogió su paleta y enredando con los pinceles, detrás del caballete, nos dieron allí a los dos, casi más de las siete.








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