sábado, 10 de octubre de 2015



NO SÉ SI ME ATREVERÉ

Así lo había titulado ese joven de la gabardina raída que, tan discretamente ocupaba la mesa más apartada y, al final, dejaba la cuartilla a un lado, como siempre, despreciada y arrugada.

Podría decirte tantas cosas... Lo que ocurre es que no sé si me voy a atrever.

Atrever a decirte que es contigo con quien me gusta tomar ese café, después de haberte visto llegar por el ventanal cuando caminabas deprisa, temiendo llegar tarde a nuestra cita, con el pelo revuelto por la ventolera, tu gabardina y ese bolso que sueles llevar siempre colgado de cualquier manera.

Atrever a decirte que es contigo con quien prefiero todos los días hablar. Hablar hasta que la tarde me vaya adivinando lo que hay en tus pupilas cuando me miras y tu mirada parece entonces perdida.

Atrever a decirte que, a pesar de los años, cuando me coges del brazo por el pasillo, sigo notando ese leve escalofrío que hacía tanto tiempo que no había sentido, aunque nunca te lo haya dicho, quizás porque desde entonces se quedó pegado al olvido del tan bonito amor que vivimos.

Atrever a decirte que ahora sería todo diferente, aunque mi mano en tu cintura me seguiría pareciendo lo mejor que yo haya sentido nunca. También me gustaría decirte que es ahora cuando más y mejor te quiero, sin nada de prisas y menos de atropellos.

Yo creo que sí, que esta noche, si llega, sí que me atrevo. 


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