sábado, 10 de octubre de 2015


PASEAR DESCALZOS


A veces a ella le daba por pintar mientras él se sentía más que a gusto escribiendo, uno y otra en la misma habitación aunque cada cual en su sitio, ella prefería estar más cercana a la ventana porque había más luz, él donde no había demasiada pues con la que había en su pantalla bastaba.

Él siempre creyó ver algo de literatura en sus cuadros, y en cambio ella veía o se imaginaba un azul o ese amarillo en bastantes de sus escritos. Cuando él no escribía o a ella no le daba por pintar, les gustaba pasear descalzos por la playa de mañana temprano o cuando caía la tarde. A veces cogidos de la mano y otras... se retrasaba él un trecho quedándose detrás porque le gustaba verla caminar.

Una tarde en que paseaban, él le dijo que esa playa le había copiado la belleza que en su imaginación ella había pintado tantas veces.

- Desde luego... Cómo eres - le dijo ella.
- ¿Por...?
- Pues porque estoy en desventaja.
- ¿Y eso?
- Pues porque me dices cosas muy bonitas a las que me gustaría responder al pronto, pero las que se me ocurren... son con pinceles y a lo mejor, pasado ese tiempo ya no las entiendes.
- Tú... prueba.

Siguieron charlando tan bajo, que ni las mismas olas pudieron saber nada de lo que sus sentimientos a esa hora se decían. Sólo un pajarito, que se acercó hasta la orilla de brinquito en brinquito, pudo oír parte de la conversación que luego sostuvieron.

Esperemos que sea todo lo discreto que se pueda ser y no se vaya del pico el pajarito esta vez.




¡Qué fotografía tan bonita les hicieron! Aunque yo tengo mis dudas, pero no de su belleza sino de que fuera fotografía.




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